No me picheen

Desde hace un tiempo, vengo oyendo el verbo “pichear”.  Al principio, pensé que equivalía a “tirar”, en dos de sus sentidos coloquiales puertorriqueños: ‘tratar de conquistar’ o ‘atacar o retar, directa o indirectamente’.  Por ejemplo, “Ese chico me está picheando” para mí equivalía a “Ese chico está tratando de conquistarme”.  O bien, “En la reunión Juan le picheó a Pedro” a mi entender significaba que “Juan atacó o retó a Pedro”. 

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Hermanos y fraternos: interesantes etimologías

Entre las preguntas más frecuentes que nos hacemos sobre la lengua, se encuentra, acaso en primer lugar, la lánguida y pensativa “¿De dónde vendrá esa palabra?”.  De la mano de esa interrogante, nos adentramos, inocentemente, en el enmarañado pero fascinante bosque de la etimología, cuyos claros contienen tesoros de incalculable deleite.

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¿Habían cosas? No, había cosas.

Todos los días escuchamos construcciones como “habían cosas”, “hubieron cosas” y “habrán cosas”.  La mayoría de nosotros también habrá oído, en alguna ocasión, esta advertencia: “No se dice habían, hubieron y habrán cosas, sino había, hubo y habrá cosas”.  Pero incluso los que nos esforzamos por decir había, hubo y habrá, ¿comprendemos bien por qué?  Hoy intentaremos esclarecer este asunto, para que puedan decirlo como quieran, pero con pleno conocimiento de causa y sustancia.

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¿Dónde va el donde?

¡Felicidades, queridos lectores de Lengua! ¡Llegamos al 2006! Y ¿qué mejor manera de empezar el año que con una dosis pequeña pero vigorizante de gramática, o sea, de nociones sobre la estructuración de nuestras oraciones? Muy bien, sabía que iban a estar de acuerdo.

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Qué dicen los baños

¿Es posible no leer los graffiti en las paredes de los baños?  ¿Es posible no sentir curiosidad por lo que la gente dice, en ese espacio que es tan privado y público a la vez?  

Por suerte para nosotros, la lingüista Marisol Lorenzo Cardec hizo más que leerlos.  Ella les dedicó su tesis de maestría, aprobada en el 2005 por el Programa Graduado de Lingüística de la U. P. R.  El trabajo se tituló “El lenguaje utilizado y las temáticas abordadas en los graffiti de los baños de las instituciones académicas del área metropolitana de San Juan: controversias sociales vedadas y sus tablones de expresión”.    

Para su investigación, Marisol recogió un total de 1,316 graffiti en los baños de mujeres y hombres de 14 escuelas públicas del área metropolitana, incluidas cinco escuelas elementales, cuatro intermedias, cuatro superiores y una universidad.

La autora defiende que los graffiti son un punto de contacto entre la lengua hablada y la escrita y, por lo tanto, una fuente importante de información sobre la lengua viva.  Los graffiti son escritos de forma rápida y espontánea, en el espacio protegido y anónimo del baño.  Como resultado, tienen la naturalidad de la lengua oral informal y tienden a abordar temas socialmente polémicos o hasta prohibidos.  (“Las paredes dicen lo que los periódicos callan”, lee uno de los graffiti citados). 

Los graffiti proveen información valiosa sobre aspectos actuales de la lengua en Puerto Rico.  La mayoría de los graffiti son escritos en español, aunque se usa el inglés y la alternancia inglés−español con porcentajes bajos.  También contienen palabras coloquiales relativamente nuevas, como “cangri”, “corillo” y “tecato”.  

Los graffiti también revelan aspectos ortográficos, gramaticales y de puntuación que causan particular dificultad a los estudiantes puertorriqueños.  La autora propone que estos datos se aprovechen en la enseñanza de la lengua materna, para dar énfasis a las áreas de mayor dificultad.

En cuanto a las temáticas de los graffiti, los resultados demuestran que, efectivamente, los graffiti expresan controversias sociales sobre las cuales no suele hablarse libre y abiertamente, por ejemplo: sexo, homosexualidad, política, religión, necesidades biológicas, drogas, aborto, SIDA y racismo. 

Lo interesante es que el graffiti de cada nivel académico se caracteriza por contener las temáticas que suelen prohibirse o controlarse en esas edades.  Por ejemplo, el graffiti del nivel elemental posee un alto contenido de insultos y palabras soeces aisladas.  El de los niveles intermedio y superior se caracteriza por los nombres de parejas.  Y en el universitario abundan temáticas como la religión, la política y la homosexualidad. 

Otros descubrimientos interesantes tienen que ver con las diferencias entre los graffiti femeninos y masculinos.  Los graffiti de las mujeres se inclinan más por temas de carácter romántico, personal, moral y existencialista.  Los hombres, por su parte, tratan mayormente temas de carácter público o competitivo, como la política y el deporte.  Los hombres escribieron más de sexo que las mujeres, aunque este tema figura en todos los grupos. 

Por otro lado, las mujeres escriben construcciones lingüísticas más complejas, como oraciones, párrafos y versos, mientras que los hombres se expresaron con construcciones más sencillas.  Además, el lenguaje soez es más común en los graffiti masculinos que femeninos.  Finalmente, las mujeres son más dadas a establecer “diálogos” escritos entre sí, que los hombres. 

Dado que el lenguaje soez sea una característica casi universal de los graffiti, he sido discreta con el uso de ejemplos en esta columna.  Pero para que no se queden con las ganas, aquí va uno de nivel elemental: “Paola es piojosa”, uno de intermedia: “Osvaldo y Tania X100pre”, uno de superior: “Aunque tú estas con él el me sigue buscando pq tú no lo complaces” y uno universitario: “Si la masturbación es un ARTE Yo soy Picasso”. 

Esta tesis está disponible en el Recinto de Río Piedras de la U. P. R.  

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