Si hay algo que incomoda más que una palabra sin acento gráfico, cuando lo lleva, es una palabra con acento, cuando no lo lleva. Perdonen que empiece tan normativa, o sea, tan ceñida a las normas, pero si existe un espacio donde los 400 millones de hispanohablantes compartimos un español que podemos llamar general es en la escritura.
Poniendo a un lado las variaciones de vocabulario, es en el español escrito –ese registro libre de pronunciaciones y entonaciones particulares, o sea, de acentos y “cantaítos”– que nos convertimos en una verdadera comunidad lingüística. Podemos leer a escritores de más de 20 países del mundo y disfrutarlos a todos. Esto se debe a que compartimos un mismo sistema de escritura, que se rige por las mismas reglas. Podemos codificar nuestros mensajes para beneficio de todos, y descodificar los de todos para beneficio nuestro.
Desde hace tiempo vengo guardando un recorte de periódico sobre una iniciativa del Departamento de Recreación y Deportes. En la foto se despliega el logo del Departamento y su eslogan: “Llegando a tí”. A partir de entonces, vi un reportaje en la televisión, y después guaguas del Departamento en las calles, con la misma imagen y mensaje. Pues bien, aunque celebro la gestión, el eslogan debería leer “Llegando a ti”, sin acento.
Sensibilizada al “tí” con acento, empecé a detectarlo en todas partes: vallas publicitarias o “billboards”, anuncios de periódico, el cine, la televisión. La gota que colmó la copa fue un anuncio televisivo que jugaba con las palabras “mí” y “ti”. Sin embargo, el “mí” no tenía acento y el “ti” sí. Y repetía, insistentemente: “para mi”, “para tí”.
Yo imaginaría que si uno va a gastar un dineral para pautar un anuncio, amén de lo que cuesta producirlo, alguien en el proceso usaría el “spell check”, o sea, el corrector automático que proveen las computadoras, o bien –¿por qué no? – el diccionario. Aparentemente, no es así.
Bueno, debidamente desahogados ya, podemos ir a la cuestión. Esto implica repasar las reglas de acentuación para los monosílabos.
Como sabemos, las palabras monosílabas son las que constan de una sola sílaba: a, vez, pues, fe, pie, sol, bien, mal, ruin. Estas palabras en general no llevan acento gráfico: no necesitamos distinguir qué sílaba es la que lleva la fuerza de pronunciación porque sólo tienen una.
Ahora bien, algunos monosílabos sí se acentúan. Se trata de los monosílabos que tienen homónimos, es decir, palabras con su misma forma pero diferente significado. Para distinguir dos monosílabos con la misma forma, se usa la tilde o acento diacrítico. “Diacrítico” significa ‘que distingue’.
Veamos algunos ejemplos: “Él le entregó el libro”. En este ejemplo, el primer “él” es pronombre personal y se acentúa, para distinguirse del segundo “el”, que es un artículo. Otro ejemplo: “Tú y tu familia son bien simpáticos”. En este caso, el primer “tú” es un pronombre personal y lleva acento, y el segundo “tu” es un pronombre posesivo y no lleva acento. El acento diacrítico nos permite distinguir entre estos monosílabos homónimos.
Otros ejemplos son: “más” (adverbio de cantidad) y “mas” (conjunción equivalente a ‘pero’); “té” (bebida) y “te” (pronombre personal: “te compré esto”); “sí” (adverbio de afirmación), “sí” (pronombre: “lo cogió para sí”) y “si” (conjunción: “si vienes, me voy”); “sé” (de “saber”) y “se” (pronombre: “se fue”); “dé” (de “dar”) y “de” (preposición: “esto es de ella”); “mí” (pronombre personal: “para mí”) y “mi” (pronombre posesivo: “mi carro”).
Noten que el acento gráfico lo lleva siempre el monosílabo de mayor carga semántica, el que tiene un significado más pleno, frente al otro, que tiende a tener un valor más gramatical o funcional.
Pero “ti” solo tiene un valor: el de pronombre personal de segunda persona. “Esto es para ti”, “lo confesó ante ti”, “a ti todo te parece fácil”. “Ti” no tiene homónimo, así que no necesita acento diacrítico. No hay que acentuarlo nunca.
Ya que estamos en este tema, les recuerdo que tampoco se acentúan los verbos monosílabos como: “di” y “vi”.
Y ya me despido, esperando que la columna haya sido de tanto disfrute para ti como para mí.