Se los

No pensaba escribir de gramática en un tiempito, pero un evento lingüístico reciente me ha provisto un excelente pie forzado. Resulta que hace dos columnas, hablando de la etimología de la palabra hermano, me preguntaba qué gaje del destino la habría hecho triunfar en la Península Ibérica sobre la palabra fraterno, preferida en los demás países de hablas romances.  En ese momento lo más que les pude ofrecer a ustedes fue un: “Cuando me entere, se lo diré sin falta”. 

Cuál no sería mi sorpresa cuando, al leer la columna impresa en el periódico, vi que esa oración había cambiado a “Cuando me entere, se los diré sin falta”.  ¿Qué había ocurrido?  ¿Por qué una bien intencionada corrección editorial había resultado en una incorrección gramatical?  La contestación no es difícil: el uso de “se los” y “se las” en lugar de “se lo” y “se la” está tremendamente extendido en Puerto Rico y en muchos países de América.

Consideren este ejemplo: “Ellos me pidieron el documento.  Yo se los di enseguida”.  Suena normal, ¿verdad?  Pues ocurre que debería ser: “Yo se lo di enseguida”.  ¿Por qué?

Yo se los di enseguida” contiene dos pronombres: “se” y “los”. Los pronombres hacen referencia a elementos que se mencionan explícitamente en otro lugar en la oración.  ¿A qué o a quién se refieren los pronombres “se”  y “los”? 

Se” se refiere a “ellos”, que es el complemento indirecto de la oración: ¿a quién di el documento?  A ellos.  “Yo les di el documento”.  En un momento veremos de dónde sale el “se”.  Por su parte, “el documento” es el complemento directo de la oración: ¿Qué di? El documento.  Yo lo di.  El pronombre es “lo”, porque “el documento” es masculino y singular, no masculino y plural. Entonces ¿por qué decimos “los”?  

Un hecho importante es que “les” se convierte en “se” cuando coincide en una misma oración con “lo” o “la”.  No podemos decir “yo les lo di”; tenemos que decir “yo se lo di”. 

Nos acercamos a la cuestión: al cambiar “les” por “se”, perdemos la –s final de “les”, que es una marca obvia de pluralidad.  Y nos quedamos con las ganas de expresar esa pluralidad.  ¿Qué hacemos?  Transferimos la pluralidad a la palabra más cercana: el pronombre de complemento directo, que puede ser lo o la.  Vamos entonces de “yo se lo di a ellos” a “yo se los di a ellos”, pensando que “los” expresa la pluralidad de “ellos”, mientras que esa pluralidad ya está contenida en “se”, aunque no se note.

Otro ejemplo: “¿Ustedes quieren la receta?  María se las da”. Debería ser: “¿Ustedes quieren la receta?  María se la da”. Ya saben por qué: “se” representa a “ustedes” y “la” a “la receta”, que es femenino y singular.  Tendemos a decir “se las” para capturar la pluralidad de “ustedes”, que no percibimos en “se”.

Un ejemplo final: “¡La gramática es interesante!  Yo se los dije”. Suena normal, pero debería ser: “¡La gramática es interesante! Yo se lo dije”. El “se” se refiere a “ustedes”, y “lo” representa a...¿qué?  ¿Qué es lo que les dije?  Que la gramática es interesante.  En otras palabras, “lo” representa a la oración entera: la gramática es interesante.  Cuando un pronombre sustituye una oración, ese pronombre es “lo”, no “los”.

Antes de terminar, aclaro algo: cuando el complemento directo es plural, su pronombre es plural también: “los” y “las”.  En esos casos, “se los”  y “se las”  son perfectamente adecuados.  Por ejemplo: “Me gustan esos zapatos.  Se los voy a regalar a José”. O: “Qué bonitas son esas pantallas.  Se las compraré a María”.

¿Recomendación en cuanto al uso de “se los”?  Cito al Diccionario Panhispánico de Dudas: “Aunque en algunos países esta transferencia indebida se ha extendido incluso entre hablantes cultos, se recomienda evitarla en el habla esmerada”.  Ya no pueden decir que nadie se lo había dicho antes.  O ¿es se los?  Ustedes me dirán.       

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