Está claro que la música que entonan Daddy Yankee, Don Omar y Tego Calderón llegó para quedarse. Tiene más de diez años de existencia, y es uno de los géneros más populares entre el público joven local e internacional.
Toda nueva realidad necesita una palabra que la designe, y ésta ya la tiene, pronunciada “reguetón”. Como la mayoría de las palabras nuevas, “reguetón” se acuñó oralmente, o sea, en el habla. Y como la mayoría de las palabras que se usan lo suficiente, esta palabra pasó al registro gráfico, es decir, empezó a escribirse.
Pero empezó a escribirse de maneras diferentes. Sobre las palabras de ortografía vacilante, la historia de la lengua nos demuestra que mientras no se establezca una forma por consenso, seremos partícipes de la duda constante y testigos de la variación continua.
Aunque la pronunciación de “reguetón” se ajusta perfectamente a la fonética del español, y también a su alfabeto, la encrucijada ortográfica radica en que “reguetón” se deriva de una palabra del inglés jamaiquino, que de por sí es de ortografía variable: “reggae”, “raggae” o “ragga”. Esto ha dado pie a varias formas escritas para nuestro “reguetón”.
Una búsqueda sencilla en Internet revela las siguientes posibilidades: “reggaetón” es la más popular, con 12 millones de apariciones; le sigue “reggeatón”, con 500,000; después va “raggaetón”, con 260,000; y, por último, está “reguetón”, con 177,000.
¿Cómo la vamos a escribir? Estamos a tiempo para establecer una norma. Y nos toca a los puertorriqueños ser portavoces de la propuesta, ya que ha sido aquí, principalmente, que ha evolucionado este género musical tan aclamado, que ha merecido reportajes extensos en El País de España y en el New York Times de Estados Unidos y premios en certámenes internacionales como los Grammy Latinos.
Adelanto mi preferencia, aunque se la pueden imaginar: “reguetón”, así, con grafía totalmente hispánica, fiel a su pronunciación y benévola a la vista. ¿Por qué digo “benévola”? Porque si bien ha habido intentos exitosos de hispanizar vocablos extranjeros, como “estándar”y “escáner”, ha habido otros menos afortunados, como el famoso “güisqui” (por “whiskey”), que todavía adorna las páginas del Diccionario de la Real Academia (DRAE), y más recientemente, “cederrón” (“CDRom”), cuyo destino está por verse.
Una nueva forma escrita nos resulta aceptable, básicamente, si no estamos muy acostumbrados a ver otra forma; de otro modo, nos resulta violenta. Para alguien que haya visto (y acaso consumido) “whiskey” toda su vida, será difícil aceptar la grafía “güisqui”; es posible que ni le sepa igual. Para los puertorriqueños, se añade además nuestra cercanía al inglés, que a veces se resiste a hispanizar del todo algo cuya pronunciación y ortografía en inglés conocemos: por ejemplo, “tique” por “ ticket”.
Volvamos a “ reguetón”. La palabra se deriva de “raggae”, pero ¿de dónde viene el “-tón”? Repasemos algo de historia musical: el reggae cantado en inglés jamaiquino pasó en los ochenta a ser cantado en español por músicos panameños. Esto interesó a los raperos puertorriqueños que comenzaban a cantar rap en español. Pero las necesidades expresivas de nuestros cantantes, que cargaban con la rabia del marginado que quiere ser escuchado, no encontraron salida en los ritmos suaves del raggae. Para los noventa se había combinado el raggae con el rap, y otros ritmos caribeños, dando los bajos sólidos e insistentes y las letras en español de la calle del “reguetón”.
El “-tón” es, entonces, la manifestación lingüística –perfectamente hispánica– de esta necesidad de ponerle fuerza al raggae. En español, el “-ón” es un sufijo aumentativo, intensivo y expresivo que “forma sustantivos de acción o efecto, que suelen denotar algo repentino o violento”. Como consonante para formar la sílaba, se eligió la -t-, que aportó también contundencia. Era la terminación perfecta para el nombre del nuevo género.
Porque refleja fielmente su pronunciación y se adapta perfectamente al alfabeto español, porque ya se usa y estamos a tiempo de elegirla como norma, porque sin duda la estaremos viendo por mucho tiempo, propongo que “reguetón” se escriba reguetón. ¿Qué dices, Daddy Yankee?