Hace tiempo que quiero comentar una de mis frases favoritas de la jerga juvenil –y una de las más asombrosas, actualmente–, con todas sus variantes y variaciones.
Me refiero a “¿Qué es la que hay?”, con su variante “¿Qué es la que?”, y “¿Qué es la que está pa’?” (variante de “¿Qué es la que está pasando?”, que, curiosamente, nunca se dice completa).
Todos conocemos las frases “¿Qué es lo que hay?” y “¿Qué es lo que está pasando?”. Se trata de construcciones “pseudo hendidas inversas en forma interrogativa” (sí, leyeron bien), formadas a partir de “¿Qué hay?” y “¿Qué está pasando?”.
Ese “lo” es un artículo (o pronombre) neutro y un elemento obligatorio e invariable en las oraciones pseudo hendidas, tanto en interrogativas como en declarativas: “¿Qué es LO que te regaló?”, “Una flor es LO que me regaló”.
Llegamos al primer asunto. Aquí ha cambiado el género del “lo” neutro al “la” femenino, para poder decir “¿Qué es la que hay?”. Si bien el “lo” neutro se puede referir a cualquier cosa, masculina o femenina, y tanto a sustantivos como a enunciados completos, el “la” sólo puede referirse a un sustantivo femenino. Por lo tanto, la pregunta obligada es: ¿qué es “la”? “¿Qué es la [cosa] que hay?” “¿Qué es la [movida] que hay?”
Llegamos al segundo punto. Incluso si insertamos palabras como “cosa” o “movida” para completar la frase nominal, esas preguntas no resultan naturales en español. La pregunta pseudo hendida inversa con “qué” exige el “lo”... Para formular esas preguntas con “la”, tendríamos que usar otros pronombres interrogativos: “¿cuál es la movida que hay?”, por ejemplo.
En otra columna, veíamos los pronombres sin referencia, presentes especialmente en frases verbales fijas como: “arreglárseLAS”, “ingeniárseLAS”, pasar LAS de Caín”, etc. Se ha dicho que estos pronombres tienden a ser femeninos, especialmente en América, si bien es cierto que existe variación dialectal (pasarLO bien vs. pasarLA bien). En el repertorio juvenil reciente de Puerto Rico, tenemos un ejemplo en la frase “no hacerla”: “Acho, mano, eso no LA hace”. Éstas son algunas de las piezas del rompecabezas del “¿qué es la que hay?”, que –siento informarles– no terminaremos de armar hoy.
Ahora bien, el próximo asunto fascinante es la elisión del verbo “hay”, algo que Chomsky diría que es imposible (hasta donde lo conozco), en la variante: “¿Qué es la que?”. Wow. Si creen que me lo invento, sepan que ya he visto camisetas con este mensaje (que, definitivamente, me arrepentí de no comprar).
Asistimos a más que una apócope; es un truncamiento, porque se ha eliminado un elemento entero, fundamental en la oración. Por otro lado, podríamos alegar que el elemento está implícito y sobrentendido entre los hablantes, como en el “What up?” americano, que elide el verbo “is” sin problema.
Este asunto del truncamiento alcanza un nivel sin precedentes en la variación “¿Qué es la que está pa’?”. En el Internet, esta frase se escribe de muchas maneras: “ques la questapa”, “qué es la questapa”, “qué es la que está pa”, etc. Una peculiaridad de esta frase es que surge truncada, es decir, su forma completa (“¿Qué es la que está pasando?”) nunca circuló entre los hablantes. Aparte de eso, me sorprende sobremanera el inusual ritmo, ¿sincopado?, de esta forma, en el contexto de la prosodia puertorriqueña. Cabe señalar que esta forma se usa con menor frecuencia y mayor deliberación que las otras dos.
Buscando otros ejemplos de palabras truncadas, di con el “de cora’” que se estila hoy también, por “de corazón”: “Mano, tú y yo somos amigos de cora’”. También recordé otras formas medio chistosas, como el “tato”, por “’ta to’ habla’o” (“está todo hablado”):
–¿Entendieron la columna?
–Tato.
Claramente, esta columna ha sido más descriptiva que explicativa, por lo que cualquier observación sobre estos fenómenos será más que bienvenida.
Fe de errata: Agradezco a mis incondicionales lectores implacables –uno desde Kuwait, imagínense– que denunciaron, al minuto de salir la última columna, que había escrito “andó” donde debí decir “anduvo”. Tienen toda la razón. Gracias, de cora.