Todos los días escuchamos construcciones como “habían cosas”, “hubieron cosas” y “habrán cosas”. La mayoría de nosotros también habrá oído, en alguna ocasión, esta advertencia: “No se dice habían, hubieron y habrán cosas, sino había, hubo y habrá cosas”. Pero incluso los que nos esforzamos por decir había, hubo y habrá, ¿comprendemos bien por qué? Hoy intentaremos esclarecer este asunto, para que puedan decirlo como quieran, pero con pleno conocimiento de causa y sustancia.
Resulta que el verbo haber tiene dos usos principales: el de verbo auxiliar y el de verbo impersonal. Como auxiliar, haber no presenta ninguna confusión. Es el verbo auxiliar más importante en español. Se combina con otros verbos para formar tiempos compuestos, como: he comido, habían saltado, habrán llegado, etc. El verbo auxiliar haber se conjuga, o sea, modifica su forma, según el sujeto de la oración: yo he leído, tú has leído, él ha leído, nosotros hemos leído, ustedes han leído, ellos han leído.
Es con el uso impersonal del verbo haber que se pone interesante la cosa... Vamos con calma.
El verbo haber impersonal expresa presencia o existencia. Por ejemplo: hay una niña; había un carro; hubo una fiesta; habrá una función especial.
Por otro lado, llamamos impersonal a este verbo haber porque no tiene sujeto. Sí, como lo oyen, en español hay verbos que no admiten sujeto. No son muchos, pero sí de uso frecuente. ¿Qué implicaciones tiene que un verbo sea impersonal, o sea, que no tenga sujeto? Pues que no se conjuga, sino que mantiene una forma fija en singular, que sólo varía para expresar tiempo.
Si estamos en el tiempo presente, la única forma del verbo haber es hay: hay una rosa, hay tres fiestas, hay mil personas. En el pasado, las formas son había: había una rosa, había tres fiestas, había mil personas, y hubo: hubo una rosa, hubo tres fiestas, hubo mil personas. Y en el futuro: habrá una rosa, habrá tres fiestas, habrá mil personas.
¡Ajá!, ¿a que querían decir habían tres fiestas, hubieron mil personas y, en general, habrán muchas cosas? Como ven, independientemente de cuántas rosas, fiestas o personas haya, la forma del verbo haber se queda igual.
Y llegamos a la cuestión: ese sustantivo o frase sustantiva que sigue al verbo haber impersonal no es su sujeto, sino su complemento directo. Por lo tanto, el que ese sustantivo o frase sea plural no hace que el verbo tenga que ir en plural, porque la concordancia con el verbo sólo la genera el sujeto, no el complemento directo.
¿Por qué establecemos esa falsa concordancia? Primero, porque lo normal es que los verbos tengan sujeto y se conjuguen. Los verbos impersonales son la excepción, especialmente con complemento directo. Interpretamos ese complemento directo como un sujeto y conjugamos el verbo para que concuerde con él.
Segundo, porque hay verbos que expresan significados similares a haber, como existir, estar, ocurrir, que sí se conjugan. Establecemos la analogía entre unos y otros, y los conjugamos todos. Los significados de estas dos oraciones son muy cercanos: estaban dos niños en el patio y había dos niños en el patio. Pero estaban está en plural porque su sujeto es plural: dos niños. Había está en singular, porque es un verbo impersonal que no tiene sujeto; en este caso, dos niños es el complemento directo.
La confusión es mayor con las formas pasadas del verbo haber (había, hubo) y la futura (habrá), que con la presente (hay). Sin embargo, es interesante notar que se han registrado casos de hayn, tanto en Puerto Rico como en otros países. Un ejemplo tomado de una novela mexicana es: “En el centro también hayn cafés”.
Últimas palabras, para los más entregados: en las frases verbales formadas por verbos como poder, soler, deber, ir a, etc. + el verbo haber impersonal, la singularidad se mantiene en el primer verbo. Tenemos, entonces, frases como “puede, suele, debe y va a haber muchas cosas”, en singular, y no “pueden, suelen, deben ni van a haber muchas cosas”, en plural.
(Publicado en El Nuevo Día el 5 de febrero de 2006)