Dedico esta columna a una consulta enviada por una perspicaz lectora, que espero que interese a otros perspicaces lectores.
El asunto ha generado un debate lingüístico entre la lectora y su compañero. Él, asiduo escucha de la radio AM, denuncia el uso excesivo de la frase “en términos de” y cuestiona su origen. Ella, de sensible intuición lingüística, dice que es anglicismo. Él no está convencido. ¿Quién tiene la razón? Ella.
Estamos ante un calco de la estructura en inglés “in terms of”. “En términos de” se recoge en el Diccionario de Anglicismos Actuales (2009), de la Dra. Amparo Morales, con marca de uso frecuente. El corpus lingüístico de la Real Academia Española revela que se usa no solo en Puerto Rico, sino en varios países hispanohablantes, aunque no está recogida aún por el Diccionario académico.
La frase sirve para unir dos ideas y puede sustituirse por “en cuanto a”, “con respecto a”, “en relación con”, “en lo que concierne a” y frases similares, dependiendo de lo que se quiera expresar. Veamos un ejemplo: “Para los propósitos de este capítulo se le dará consideración al juicio del patrono en términos de qué funciones son esenciales” (Ley 44 del 1985). Ahí podríamos usar cualquiera de las frases anteriores, pero francamente bastaría con la preposición “sobre”.
Un problema con “en términos de” es que a veces la conexión entre las ideas que conecta no está clara. También es cierto que su significado es amplio y admite bastante vaguedad. En ese sentido, comparto la impresión del compañero de la lectora: “en términos de” se usa excesivamente, como muletilla incluso. Pero digo “impresión”, porque en las cosas del lenguaje (y otras), las impresiones son engañosas; no podemos concluir nada en definitiva si no lo medimos.
Un ejemplo de una relación opaca es: “Estas condiciones suponen un equilibrio que puede ser generado por la naturaleza en términos de meses, años, siglos o millones de años”. Creo que el conector aquí debió ser “a través de” o “a lo largo de”, “en el transcurso de” o simplemente “en”.
Otro ejemplo raro: “Y esto estaba muerto en términos de cualquier intento de reforma estudiantil”. Esa oración, que cita Morales (2009), dice que aquello estaba “muerto”, o sea, completamente inactivo, con respecto a un “intento de reforma estudiantil”, no necesariamente a otras cosas. Luego de alguna reflexión, se entiende el mensaje.
A veces se puede obviar por completo la frase, por ejemplo: “¿En términos de béisbol, es comparable en la actualidad Venezuela con Dominicana?”. Aquí se podría sencillamente decir “En el béisbol, ¿es comparable…?”. De paso, el que contesta en el blog dice que no, que es imposible la comparación.
Otro ejemplo: “la mujer moderna cuenta con medidas más grandes en términos de altura y tamaño de ropa que aquellas mujeres en los años 50”. Aquí convendría escribir con más concisión, es decir, menos palabras. La palabrería aquí puede tener una función eufemística, porque lo que dice es que somos más grandes y gordas que antes. Es posible ser elegante y conciso a la vez, pero hay que buscarle la vuelta a las palabras.
El problema con la frase “en términos de” –y con tantas otras frases– no es que se use de vez en cuando. Es que se use incesantemente, como auxilio fácil, en perjuicio de la precisión y variedad léxicas, que son dos claves del discurso lingüísticamente emocionante.
En cualquier momento dado, cualquiera de nosotros dice cualquier cosa, pero no está de más aspirar a una mayor riqueza expresiva, en términos de nuestra expresión…
(Publicado en El Nuevo Día el 14 de noviembre de 2010)