Cualquier hispanohablante no puertorriqueño que lea este título quedará perplejo: ¿qué tienen que ver los esquemas, las convicciones y las tarjetas? Tal vez lo traduciría en su mente a: “De bosquejos, creencias y postales”, y quedaría igual de confundido. No hay remedio: necesitaría que un puertorriqueño le explicara los valores que han adquirido estas palabras, últimamente, en nuestra comunidad.
Se trata de tres anglicismos. En los tres casos, ha habido un calco del significado de una palabra del inglés a una palabra del español. El problema radica en que ya tenemos palabras en español que expresan esos significados, y ésas las estamos olvidando. Además, estas tres palabras con significados calcados ya tenían sus significados propios, que estamos desplazando con los nuevos.
Veamos ejemplos concretos. En primer lugar, “esquema” en español significa (1) ‘una representación gráfica o diagrama de algo’, por ejemplo: “hazme un esquema de la jerarquía de la oficina”; (2) ‘resumen de una idea’, por ejemplo: “preparé un esquema de mi charla”; y (3) ‘idea o concepto que se tiene de algo’, por ejemplo: “esa autora rompe los esquemas literarios”.
En inglés, “scheme” comparte los primeros dos significados. Pero también significa ‘plan o programa de acción, especialmente uno malicioso o secreto’. Éste es, justamente, el significado que se ha calcado de la palabra inglesa a la española. De ahí nos vienen los “esquemas de fraude / corrupción / robo / sobrefacturación / venta de licencias / extorsión / contrabando…” (todos ejemplos reales).
¿Cómo podrían expresarse esos “esquemas” en español? Si fuéramos a proponer una sola palabra, que reemplazara a “esquema” en esas construcciones, tendría que ser muy general, como “estratagema”, “plan”, “estructura”, “organización”. Pero hay muchas otras palabras posibles, aplicables según el caso: “engaño”, “ardid”, “desfalco”, “pillaje”, “estafa”, “truco”, “trampa”, además de los nombres de los fenómenos en sí: “corrupción”, “fraude”, “chantaje”, etc. El “esquema” anglicado está desplazando todas estas posibilidades, además de que le roba al “esquema” español sus significados bona fide.
Esta es mi convicción, pero eso no quiere decir que haya ido presa. “Convicción” significa ‘convencimiento’, ‘creencia’, o ‘idea a la que se está fuertemente adherido’, por ejemplo: “no puedo obrar en contra de mis convicciones”. “Conviction”, en inglés, tiene estos sentidos, pero se usa más frecuentemente para expresar condena jurídica. Si bien es cierto que en español podemos ser convictos, como en inglés (be convicted), no se deberá a una convicción, sino a una condena. Es triste que estemos robándole a “convicción” su digno y honroso significado, para asignarle un valor criminal. Imaginen no poder hablar más de sus convicciones, por temor a que piensen que son estadías en la cárcel.
Ahora pasamos a “tarjeta”… Éste es, francamente, uno de los anglicismos actuales más difíciles de tragar, especialmente de boca de nuestros principales políticos y reporteros, cuya responsabilidad lingüística es grande pues su discurso alcanza e influye a cientos de miles. Últimamente todos son o no son “tarjetas de una investigación”.
“Tarjeta” es, en español, una palabra sencilla e inocente. Quiere decir lo que ya sabemos: un papel o cartulina de forma rectangular o cuadrada que se usa para escribir o imprimir algo: “qué bonita tarjeta de Navidad” o “toma mi tarjeta de presentación”.
En inglés, “target” significa varias otras cosas. Puede ser el blanco al que se le dispara (“he hit the target”), diferentes tipos de metas u objetivos (“target group”, “money is his target”,) o focos de algo (“target of the investigation”). Aunque las dos palabras tienen un origen común (vienen del francés antiguo “targette” o ‘escudo pequeño’), hace tiempo que sus caminos se separaron. De igual modo que en inglés no enviamos “Christmas targets”, en español no podemos disparar o perseguir o investigar las tarjetas. ¿Qué opciones tenemos? Podemos decir “blanco”, “objeto”, “objetivo”, “foco” de la investigación o de lo que sea.
Estos tres anglicismos son casi tan criminales como los significados que introducen en palabras inocentes. No permitamos que estas tres palabras buenas y bonitas del español se carguen de significados criminales a causa del sensacionalismo mediático y nuestra repetición ciega. Hágamos el esfuerzo, de modo que podamos seguir esbozando esquemas, teniendo convicciones y regalando tarjetas.