“Codeswitching” e identidad

Hoy comento una interesante tesis doctoral titulada “Codeswitching and Identity Among Island Puerto Rican Bilinguals”, presentada por Marisol Pérez Casas en la Universidad de Georgetown en 2008. 

Se trata de un estudio sociolingüístico y etnográfico enfocado en el “codeswitching” o “alternancia de códigos”, el uso alternado de dos idiomas en una conversación.  La tesis examina además cómo esta práctica lingüística se relaciona con cuatro identidades sociales: “elite”, “americano”, “puertorriqueño” y “bicultural”. 

Los participantes fueron 27 puertorriqueños bilingües, profesionales con educación universitaria que residen en el área metropolitana y pertenecen a la clase socioeconómica medio-alta/alta.  El español es su primera lengua, y dominan bien el inglés.

Para ilustrar la alternancia veamos la siguiente cita, que incluye además una reflexión sobre cómo la gente la puede percibir:  “Probablemente lo ven bastante insoportable, snobbish, pretentious, a little obnoxious, arrogant, maybe, you know. Yo creo que simplemente es la manera en que me expreso algunas veces [...] No es porque quiero ser cool, absolutely not”.

La autora concluye que la alternancia es una parte integral del habla informal cotidiana de estos bilingües.  Aunque el estudio es exploratorio, se sugiere que estas 27 personas son parte de una red mayor que ha adoptado la alternancia en sus interacciones diarias.

La mayoría de los participantes reconocieron que la alternancia los hace pertenecer a la “elite” del país, una noción asociada con la educación privada, un nivel socioeconómico medio-alto o alto y un estatus social privilegiado.  Estas condiciones sociales están asociadas, a su vez, con el inglés, un bien cultural no accesible a todos en P.R. 

A pesar de la asociación del inglés con los Estados Unidos, ninguno de los entrevistados se identificó como “americano”.  Más bien, negaron que su uso del inglés les diera una identidad “americana”. 

Sobre la identidad “puertorriqueña”, la mayoría coincidió en que su alternancia de códigos no los hacía menos puertorriqueños.  Por el contrario, reclamaron una reinterpretación de lo que significa ser puertorriqueño, que pueda incluir el uso del inglés en la interacción cotidiana. 

Finalmente, la mayoría de los entrevistados no se consideró “bicultural”.  Afirmaron que poseen conocimiento y entendimiento de la cultura estadounidense, pero no asumen una membresía equivalente en las dos culturas.  

Aunque la mayoría de los puertorriqueños en P.R. hablan español sin alternancia de códigos, esta tesis sugiere la formación de una nueva identidad de puertorriqueñidad en la Isla: una identidad sin requisitos lingüísticos.

(Publicado en El Nuevo Día el 27 de enero de 2013) 

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