El Diccionario del Español Dominicano (DED)

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En noviembre de 2013 se publicó en la República Dominicana el Diccionario del Español Dominicano (DED). Esta obra de la Academia Dominicana de la Lengua Española constituye una aportación importante a la lexicografía hispánica, y en particular a la caribeña, incluida la puertorriqueña. No contábamos hasta hoy con una obra que presentara tan rigurosa y claramente el vocabulario dominicano usual.

Vamos de inmediato a las palabras: sí, el DED incluye tíguere, mangú, morirsoñando, pariguayo, yipeta y sanquipanqui, entre otras 15,000 palabras y frases (y unas 22,000 acepciones).

En Puerto Rico conocemos algunas de estas palabras aisladamente, pero el DED revela que en el español dominicano pueden tener vidas muy productivas. Por ejemplo, la familia de tíguere (‘hombre muy hábil, descarado o atrevido’, entre otros sentidos) incluye: tíguera, tiguerito, tiguerón, tiguerada, tigueraje, y las frases tíguere bimbín (se cree tíguere, pero es un tonto), tíguere gallo (el tíguere agresivo) y tíguere suape (el tíguere que se hace pasar por serio).

Asimismo, todos en Puerto Rico conocemos el mangú (‘puré de plátano verde hervido y aceite o mantequilla’), que podemos acompañar con un delicioso morirsoñando (‘batida de leche, jugo de china o limón y azúcar’). Sin embargo, no tenemos el uso figurado de mangú (‘persona débil o influenciable’) ni la frase volverse un mangú (‘atolondrarse’, ‘reaccionar con miedo o debilidad’), metáforas que emergen de una experiencia más estrecha y prolongada con el referente.       

Y para que no se queden con la duda: pariguayo es alguien apocado, lento o poco diestro; la yipeta es nuestro Sports Utility Vehicle (SUV) y sanquipanqui es un hombre dedicado a la prostitución en las zonas turísticas.

En términos lexicográficos, el DED es un diccionario dialectal y diferencial. Dialectal significa que se ocupa de la variedad dominicana del español, y diferencial, que las palabras que incluye no pertenecen al español “general”. Así, no incluye palabras como mamá, papá y querer —que son parte del español dominicano—, porque las comparten los casi 500 millones de hispanohablantes, pero sí matatán (‘persona considerada superior por tener una cualidad en máximo grado’), chauchau (‘comida’) y cuartos (‘dinero’, como nuestros chavos), porque son de uso general en ese país.

Esto no implica que otros países no compartan algunas palabras.  De hecho, los puertorriqueños encontraremos bastantes coincidencias, las cuales confirman el tejido lingüístico —e histórico y cultural— compartido por las dos islas, que va desde lo indígena (batey, casabe) a lo anglicado (baby shower, en adición a), pasando por una vasta gama de creaciones de base española (ababachar, abacorar, estar la piña agria, machucón, paleta).

El DED es también un diccionario descriptivo, porque registra las palabras y sus sentidos, tal cual se usan, sin tildar nada de correcto o incorrecto. Para describir el uso de las palabras en la sociedad, se vale de marcas sociolingüísticas: con ellas el DED nos informa del nivel de estilo (coloquial, formal), de la intención del hablante (afectivo, despectivo) y de la valoración social que recibe la palabra (eufemismo, tabú) entre otros rasgos.  De las que hemos citado, tíguere, pariguayo, sanquipanqui, matatán, chauchau y cuarto son coloquiales, o sea, palabras adecuadas en un contexto relajado, no formal; las demás son apropiadas en cualquier contexto.

Desde una perspectiva cultural, el DED es una herramienta valiosa, especialmente para Puerto Rico, cuya población de origen dominicano alcanza unas 200,000 personas, según el antropólogo Jorge Duany. Se trata de una comunidad integrada, con segundas y terceras generaciones dominico puertorriqueñas, o viceversa (recientemente conocí a un “santurcino dominicano”). El DED nos ayuda a conocer y validar la variedad dominicana del español, que convive con la puertorriqueña, además de permitirnos una mirada más informada a la producción artística dominicana: tanto del siglo XX como del presente más actual, por ejemplo, el escritor Pedro Antonio Valdez, la artista Rita Indiana o las películas humorísticas de Fausto Mata: “Perico Ripiao” o “Sanky Panky”.

Una última palabra curiosa, para que se entretengan descifrándola: medalaganario, que significa ‘persona o cosa arbitraria, sin criterio o sin método’ (una pista: miren la morfología).

El Diccionario del Español Dominicano se presentó en Puerto Rico el 10 de abril de 2014. 

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